CONTINUIDAD DEL NEGOCIO: ESE PLAN QUE NADIE QUIERE USAR, PERO TODOS DEBERÍAN TENER
Introducción
Un ciberataque, un corte eléctrico, un incendio o una pandemia (sí, otra). Hay mil formas de parar una empresa en seco. Y solo una de seguir funcionando: tener un buen Plan de Continuidad del Negocio (PCN).
Lo preocupante es que muchas organizaciones siguen tratándolo como un documento de adorno: se redacta, se archiva y se olvida… hasta que llega el desastre.
En este artículo compartimos una guía breve pero práctica para diseñar un PCN que realmente funcione.
Un PCN no es un documento burocrático, es un salvavidas estratégico. No se mide por páginas, sino por su eficacia el día que todo falla.
¿Por qué es tan importante?
Más allá del sentido común, el PCN está respaldado por estándares internacionales como la ISO 22301 y la ISO/IEC 27001 (control A.17 de continuidad del negocio).
No es solo una buena práctica: es una obligación para cualquier empresa que aspire a ser resiliente y cumplir con la normativa vigente.
8 pilares para diseñar un PCN útil
- Define el alcance con lógica, no con prisas: No intentes protegerlo todo. Prioriza activos y procesos críticos. El error más común es no saber qué es realmente vital hasta que falla.
- Asigna responsabilidades claras: En una crisis, la improvisación es el peor enemigo. ¿Quién decide? ¿Quién comunica? ¿Quién activa los protocolos?
- Haz un BIA (Análisis de Impacto al Negocio) serio: ¿Cuánto puede estar tu negocio sin operar? ¿Qué procesos arrastran a otros? ¿Qué proveedores te pueden hundir si fallan?
- Gestiona la seguridad de la información: No basta con copias de seguridad. Hay que saber qué guardar, dónde, cuánto tiempo y cómo restaurarlo. Y sí: ¡hay que probarlo!
- Prepara la respuesta a contingencias: Si algo falla, ¿qué haces en las primeras 24 horas? ¿Y si el CPD se ha quemado? Define protocolos claros y realistas.
- Evalúa y mejora el plan con regularidad: Simulacros y ejercicios son la única forma de detectar errores sin jugarte el negocio. No basta con tener un plan, hay que entrenarlo.
- Diseña la política de comunicación: Interna y externa. Clientes, autoridades, prensa. El silencio mal gestionado es otra forma de crisis.
- Ponle fecha de caducidad: Un PCN desactualizado es casi tan inútil como no tenerlo. Revísalo al menos una vez al año o tras cada cambio importante.
Errores frecuentes que cuestan caro
- Confiar en “tener un backup” sin probar nunca su restauración.
- Delegar la continuidad al departamento de TI sin implicar dirección.
- No documentar decisiones clave durante una crisis.
- Confundir continuidad con alta disponibilidad.
- No contemplar dependencias externas críticas (proveedores, cloud, SaaS).
Bonus: usa un checklist real y auditable
Incluye un checklist de control que sirva para auditorías, certificaciones y sobre todo, para recordar en el momento crítico.
Cada pregunta es vital, y si alguna respuesta es “no”, ese es el punto que hay que reforzar. Las checklist deberían realizarse periódicamente.
Intentar convertir los noes en sies.
Reflexión final: continuidad ≠ disponibilidad
Tener un servidor con alta disponibilidad no es tener un plan de continuidad. La disponibilidad es técnica; la continuidad es organizativa. Un PCN bien hecho es una estrategia de supervivencia, no un parche temporal. Y debería ser parte del ADN de cualquier empresa que quiera durar.